1.2.13

Cuando la tormenta se acerca [Parte 1]

El frío helaba sus pulmones y quemaba su garganta con cada aliento que exhalaba. La niebla impedía ver cualquier rastro de cielo que pudiera haber en ese momento sobre la ciudad, en las calles se elevaba como un humo que emanaba desde el suelo y las casas desaparecían, pareciendo aquello una ciudad fantasma. Sin embargo, los londinenses ya estaban acostumbrados. De vez en cuando los faros brillantes de un coche alumbran las gotas que flotan en el aire, cruzaban con su velocidad la bruma y la tranquilidad volvía al sitio. Pero había algo más en el aire, algo que no se veía pero era fácil de sentir. Una sensación de poder que provocaba miedo en el ambiente, un miedo que te ponía los pelos de punta te impedia salir a la calle. Te paralizaba las piernas y el corazón te lo aceleraba como nunca antes lo habías sentido latir.

Audrey odia ese sentimiento. Le hace sentirse débil y vulnerable, y eso es lo último que podrías esperar de alguien como ella. No soporta cuando quiere aferrarse a su capa como si fuera un escudo incluso más fuerte que el que pudiera crear con su propia varita. Las manos le tiemblan y la respiración tan rápida la cansa. Siente que todo su interior arde, pero por fuera el cuerpo le tiembla de frío y las manos empiezan a quedarse dormidas. Se detiene debajo de una farola y mira a ambos lados de la calle. Como si eso fuera a servir. Si en ese momento hubiera un ejército de mortífagos esperándola a ambos lados de la calle, ni los vería. Respira hondo e intenta calmarse. Un perro olería su miedo en kilómetros. Error. ¿Miedo? Si alguna vez hubiera experimentado eso, ahora mismo estaría muerta. Se vuelve a sacar la nota de papel del bolsillo. Lo ha doblado tantas veces que parece que se fuera a desvanecer de sus manos. Candem Town, nº 22, piso 7, . Conocía ese sitio de sobra, y sin embargo no sabía si aquel era el lugar correcto. Quizás debería haberse quedado en su casa, podría ser una trampa. De todos modos, no perdía nada. Cruza la calle y se coloca bajo otra farola parpadeante. No sabe si tiene que esperar a alguien, y lo más importante, según el papel, se supone que la dirección marca una casa. ¿Qué casa?, allí solo hay un portal con el número 22, el piso que marca su nota no está por ningún lado . Mira a las casas que tiene frente a ella, pero no ve nada raro. Luego mira su reloj, ya es la hora. ¿Y si solo le han tomado el pelo? Bueno, rodarán cabezas en ese caso.

Suspira, formando una gran nube de vaho delante de ella. En ese momento, su oído capta un sonido que vuelve a acelerar su corazón. Mueve sigilosamente su mano hacia la capa, donde tiene la varita guardada, y se gira en la dirección del sonido. Se aleja unos pasos de la farola para ocultarse en la penumbra y espera. Unos pasos lentos que poco a poco se convierten en una sombra, puede que algo más alta que ella. Traga saliva y escucha el ruido de su propio gesto. Se aferra con fuerza a su varita. Se da cuenta que no tiene miedo, no como antes cuando había caminado por las calles vacías. Aquello le llena de adrenalina. La sombra llega hasta colocarse justo debajo de la farola donde había estado ella antes. La luz empieza a parpadear con más frecuencia, tanto que hay un momento en el que le resulta difícil divisar el encapuchado. Lleva una capa parecida a la suya, ¿será el mensajero? Entonces es cuando lo ve. Se quita la capucha y sus ojos se encuentra con el menor de los Black. Puede que ahora todo tenga sentido.

- ¿Sirius? – exclama Audrey casi sin darse cuenta, mientra baja la varita.
- Ya pensaba que habías salido corriendo – responde el muchacho en tono burlón.

La joven se guarda la varita en el mismo sitio y camina apresurada hacia el chico. Quiere saber qué hace él allí, o más bien qué hace ella en ese sitio. Sirius le guiña un ojo de manera divertida, tranquilizando a la morena. Empieza a caminar y Audrey lo sigue sin pensarlo dos veces. Puede que otro en su situación se negara, pero conocía a Sirius, no era como su familia. Ni siquiera parecía un Black, si no contásemos el color de su pelo. Entran en el portal que marcaba el número y Sirius abre la puerta ruidosa de un ascensor que a Audrey no le da muchas confianzas. Un movimiento brusco pone en movimiento el cacharro tras que el muchacho haya tocado algo que Audrey no ha conseguido ver, estando más preocupada del estado del ascensor. Es un espacio bastante reducido, una tercera persona sería demasiado para ese lugar. Audrey se inclina levemente hacia un lado para ver los numeros que marcan los botones, y por supuesto no hay ningún 7. Se da cuenta que el chico la está mirando, y entonces le vuelve a sonreir. El ascensor para de golpe y Audrey respira tranquila cuando vuelve a pisar suelo firme. Cuanda salen del espacio, Audrey puede leer sin dificultad alguna Planta Séptima en un cartel metalizado, colocado justo en frente del ascensor. La chica se queda mirándola, allí había algo raro.

- Pasa – escucha que dice el muchacho, sacándola de su ensimismamiento.

Cuando entra le indica donde puede dejar la capa colgada, en un pequeño perchero colgado de la pared que se enconde cuando la puerta de la entrada se abre. Se desviste observando el lugar que la rodea. No parece un piso muy grande, de hecho parece bastante antiguo. Se da cuenta que Sirius la ha dejado sola. Un largo pasillo sin apenas luz aparece ante ella, sin embargo sabe que no tiene nada que temer. No si Sirius Black la ha llevado hasta allí. A su izquierda se da cuenta que hay un pequeño mueble con un espejo colgado de la pared. No, el espejo tan solo flota en el aire. Cuando agacha la mirada, se da cuenta que el mueble se enconde tras montañas de papeles y objetos que nunca antes había visto. De entre todos los papeles, uno llama su atención, no sabe por qué hasta que lo saca del montón. Cuando coge el folio se da cuenta que hay otro agarrado a este con un pequeño clip. En uno de ellos se encuentra la foto de una muchacha, según parece está desaparecida. Audrey no tarda en acordarse de esa chica, iba con ella al colegio, y era de su misma casa. Nunca habían entablado conversación, pero no era una chica discreta, precisamente. ¿Había desaparecido? Tenía entendido que su padre había sido asesinado por los mortífagos. Aquella noticia no le habría afectado tanto si ese hombre no hubiera sido un antiguo profesor suyo. La siguiente imagen le produce asco en el cuerpo y un insulto se pasea entre sus dientes y la lengua. Como no, Antonin Dolohov marcado como peligroso mortífago. Que novedad. Lo que no entiende es que hacen ambos papeles juntos. Unas pequeñas anotaciones en la hoja del muchacho llaman su antención, pero entonces la voz de Sirius le hace levantar la cabeza. Deja los papeles y va hacia la sala en la que el muchacho se ha metido. Cuando se acerca escucha que Sirius no está solo, pero cuando abre la puerta alguien de desaparece de la pequeña estancia.

- ¿Fuiste tú quien me dejó la nota? - pregunta la muchacha cuando entra en la estancia y ve al muchacho avivando el fuego de una pequeña chimenea.
- No – comienza diciendo mientras se deja caer sobre un sillón – mi misión era saber que llegabas sana y salva.

Audrey apenas nota el tono medio burlón que usa el muchacho cuando le responde. Sabe como es, y en ese momento el lugar le resulta demasiado curioso como para prestar atención a una pulla. El número del sitio todavía le desconcierta. Se asoma por la ventana y se pone a contar los pisos que tiene un edificio colocado justo delante. Siete plantas.

- Pareces nueva en la magia, Audrey – dice el muchacho al darse la vuelta en el sillón.
- Supongo que los muggles no nos pueden ver – comenta mientras se dirige al sillón libre frente a la cálida chimenea. - Y supongo que yo no podía ver el piso porque... - Deja la frase en el aire, prefiriendo que sea él quien le responda
- Porque sencillamente no conocias este sitio. Ahora lo verás siempre.

La sala se queda en silencio cuando Audrey se dedica a observar la estancia y Sirius a dar vueltas por la casa, dejando a la muchacha a solas. Piensa unos minutos en los papeles que ha visto en la entrada. Siente curiosidad y una fuertes ganas de levantarse y coger de nuevo esos folios, pero seguramente no sea lo más adecuado. Entonces el desconocido de la sala vuelve a su mente, justo cuando se desaparece. No consiguió verle la cara, ni siquiera recuerda con claridad su voz. Todo de su mente desaparece cuando unas fotos encima de la chimenea captan su atención. Se levanta sin perderlas de vista. Hay un chico y una chica solos en una de las fotos, la chica está subida sobre la espalda del joven, un muchacho con el pelo despeinado y lleno de rizos. Están felices mientras hacen el tonto. Algo en la foto le dice que esas dos personas son hermanos. Se queda mirando a la chica. Le suena bastante, siente que la ha visto en algún sitio, pero en ese momento no recuerda muy bien el lugar. Justo a la izquierda, esa misma muchacha con un hombre mucho más mayor. Ambos están sentandos en una mesa. Cuando se gira comprueba, efectivamente, que es la mesa que está en esa estancia. La mesa de la foto está llena de papeles y ambos parecen estar inmersos en una conversación que mantiene a ambos bastante concentrados sobre unos papeles. Hay una última foto en la esquina, pero la chica empieza a caminar hacia la puerta de la sala cuando unas voces llaman su atención. Esa vez no se quedará sin saber quién es el visitante. Escucha claramente la voz de Sirius, pero no reconoce la otra voz. Cuando abre la puerta, siente que sus ojos le están tomando el pelo. 


Para alguien tan especial como F. Muchas felicidades.
Espero que lo disfrutes como yo. Te quiere, Andi.

2 comentarios:

  1. Sentimientos de nostalgia everywhere D:

    Echaba de menos leer algo tuyo y echo de menos a estos personajes, ains...

    Gracias una vez más por permitirnos leerte y felicidades a la homenajeada ^^

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  2. Uhhhhh se echaba de menos algo escrito por ti :3
    Y este relato se ve muy interesante frgfgdgfdgsgdfg La pregunta es: ¿Quién es la persona que ve Audrey al final del relato? fdgdgdfgd Dios, que intriga xD Quiero saber qué pasará jujuju
    Y por supuesto, leer algo de estos personajes es ffgsgfghgfhfg <3 Qué recuerdos.

    ¡Besos gigantes, y por supuesto, (aunque ya es tarde), felicidades de nuevo a F! xD

    María :3

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