12.10.16

DIA 3

Intercambia personajes de una serie/película/...a otra serie/película/...



La noche es fría y la humedad se les cuela por los huesos. La niebla no les deja ver más allá de sus propios pasos y el vaho de sus cuerpos parece congelarse en cuanto sale de sus cuerpos. Aferrados a sus capas negras y prestando atención al mínimo ruido, permanecen quietos en medio del Bosque Prohibido el tiempo suficiente para que les hubieran atacado los centauros mínimo tres veces. Pero están completamente solos. Ni un ruido, ni siquiera corre el viento, y lo agradecen, pues las capas no son muy gruesas. 

—Esto es inútil —siente como la mandíbula empieza a temblarle del frío e intenta controlarla—. Llevamos más de dos horas buscándole. Si no nos come antes, moriremos congelados.
—Cállate, Stiles.

El muchacho eleva los brazos en el aire, indignado. Mira a su alrededor, pero solo hay niebla y oscuridad. Y frío, mucho frío. No podían haber perdido a su mejor amigo en una estación más cálida, no. 

—Por qué no te transformas y lo buscas con tu súper olfato.

El hombre le atraviesa con su mirada y aprieta la mandíbula para controlar el impulso de pegarle un puñetazo. Qué puede haber peor que ir de caza de un hombre lobo: ir acompañado de Stiles. 

—Creía que querías encontrar a Scott.
—Y yo creía que tú ibas a ser de ayuda.
—He terminado aquí —dice perdiendo su última gota de paciencia. 

El hombre se da media vuelta y vuelve por el camino por el que llegaron al interior del bosque, malhumorado y con ganas de pegar a ese estúpido crio. 

—¡Muy bien, lo buscaré yo solo! 

En ese momento, un aullido lejano y distinguible a kilómetros, se oye entre los árboles, en lo más profundo y frío del bosque. Stiles nota como el vello de los brazos se le eriza y el estómago se le revuelve a una velocidad imposible. Se saca la varita del bolsillo y sus dedos apenas tiene fuerza para agarrar el trozo de madera, en parte por culpa del frio, y en parte porque está muerto de miedo. 

—Mierda. 

Da el primer paso y nota como le tiembla todo el cuerpo. Las hojas crujen todo lo fuerte que pueden bajo sus pies y vuelve a escuchar un aullido mucho más cercano. Traga saliva y piensa en darse media vuelta para ir tras Derek, pero su cuerpo se paraliza cuando le parece ver una sombra moviéndose en la niebla. 

—No te muevas —dice el hombre detrás de él. 

Dicho y hecho, cumple sus órdenes sin siquiera quererlo. Derek pasa a su lado y esperan en el sitio, notando como la sombra se acerca poco a poco a ellos. Un aullido más corto se cuela entre la capa de niebla y llega hasta ellos. Stiles nota su corazón acelerado y chocar con fuerza contra su pecho, sin necesidad de ponerse la mano sobre éste. Se aferra a su varita y de repente ha olvidado cómo defenderse. 

—Derek, ¿qué hacemos?
—Sshh —el hombre extiende su mano hacia el chico para que permanezca en silencio. 

Un sonido gutural llega a los oídos de Stiles y traga saliva con fuerza, notando como el sudor frío le cae por la frente. Abre la boca para respirar y el vaho le termina de nublar la poca visión que tiene. Derek da unos pasos hacia delante y en apenas unos segundos desaparece de la visión del chico. Stiles entra en pánico y su respiración hace tanto ruido que siente que se le puede escuchar desde el colegio. 

—¿Derek? —dice en un intento de voz baja y con la voz temblorosa. 

Una mata de pelo aparece de repente entre sus dedos y Stiles aparta la mano de manera instintiva y cae al suelo de culo. El perro se sienta y le observa con las orejas levantadas.

—No tiene gracia —dice malhumorado y tirado en el frío suelo.

El animal deja de mirarle y se vuelve a poner a cuatro patas, con las orejas bien estiradas y la cola en un pequeño movimiento de péndulo, hasta que deja de moverse y Stiles nota al animal tenso. El crujido de las hojas al ser pisadas pone en aviso a Stiles, que mira en dirección al vacío, sin saber qué esperar. Una figura oscura y de forma extraña empieza a formarse, cada vez más visible hasta que el chico tiene que levantar la cabeza para mirar a la bestia. Se arrastra en el suelo hacia atrás y el perro se coloca delante de él.

Durante unos segundos, que para el único humano ahí presente se convierte en horas, ambos animales se observan y se huelen manteniendo las distancias. Stiles no consigue ver al completo la forma del hombre lobo, algo desenfocada por culpa de la niebla de la noche, pero se hace una idea de lo que tiene delante. A pesar de haber estudiado a esas criaturas y haber visto dibujos en los libros, sin duda alguna ver uno es persona hace que se te olvide todo lo que has aprendido de ellos. Escucha gruñidos y no sabe de cuál de las dos criaturas procede, y tampoco tiene claro si quiere saberlo.  

El hombre lobo detiene sus pasos y empieza a agacharse, hasta apoyar las cuatro patas sobre el suelo, quedando más o menos a la altura del perro, que de todos modos siguen siendo mucho más pequeño. El peludo se acerca con cautela y Stiles no puede creer la imagen que tiene ahora mismo ante sus ojos. Siente que los animales están teniendo una especie de conversación que él es incapaz de descifrar. De repente, Derek camina hacia atrás y el lobo se vuelve a poner a dos patas, creciendo de repente dos metros. El licántropo bufa, gruñe y suelta babas al mismo tiempo que el perro ladra con rabia. Se gira todo lo rápido que puede hacia Stiles y le muerde la capa para que se levante. La criatura ruge con fuerza y el muchacho sale corriendo como puede, acompañado del perro. 

Corre a ciegas, notando como las gotas de niebla le empapan la cara y su mejor amigo, que ahora mismo tiene intención de comerle, les pisa los talones. Se agacha cuando cree chocarse con una rama y salta cuando parece haber algo en su camino. 

—¡Joder, Scott! —grita cuando el licántropo gruñe con fuerza y destroza todo a su paso.

Corre con todos sus fuerzas, con todas las energías que le quedan y repasando mentalmente todo lo que sabe de defensa y de hombres lobos. 

Se tropieza. Stiles se tropieza y siente que no puede haber peor momento para ser el torpe que es. El hombre lobo salta sobre él y también lo hace Derek, cayendo ambos al suelo entre ladridos y mordidas de dientes. Sueltan quejidos agudos y Stiles no sabe de cuál de ellos procede. Le parece ver a Derek aferrado al cuello de su amigo con la boca y un nudo se le forma en la garganta. Entonces, el perro sale volando por los aires hasta chocar con el tronco de un árbol, produciendo un crujido y un lamento en el animal. Derek intenta levantarse pero las patas le fallan hasta que deja de moverse y vuelve a su forma humana. 

—Mierdamierdamierdamierda.

Saca la varita y apunta al licántropo cuando empieza a caminar hacia él. Parece que crezca con cada paso que da, y lo único que se le ocurre a Stiles es soltar el aullido más penoso de toda la historia mágica. La criatura se detiene y gira su cabeza huesuda y pálida, confuso. Vuelve a aullar con más fuerza y el animal le gruñe, descontento con lo que está sucediendo. Stiles se arma de valor y vuelve a repetir el sonido, haciendo que su amigo le responda con otro aullido. No sabe si eso es bueno es malo, pero al menos evita que se le esté echando encima para comerle. 

—Scott —dice intentando calmar los nervios— amigo, sé que me estás escuchando. Estás ahí dentro ¿verdad?

El licántropo empieza a encorvarse, confuso y sin saber qué hacer con ese humano tan extraño. 

—Scott —repite, notando como parece identificar el nombre, aunque solo sea por unos segundos— soy yo. Tu amigo. 

Las orejas puntiagudas se agachan y por un segundo Stiles creer ver a su amigo en esos ojos negros y hambrientos. Lentamente, se agacha y deja la varita en el suelo, bajo la atenta mirada de su amigo, intentado parecerle pacifista. Suelta aire con fuerza por la nariz un par de veces cuando huele al chico. De repente, aúlla con intensidad y se da media vuelta, corriendo en dirección opuesta y dejando a Stiles a punto del desmayo. 

Cuando se ha cerciorado de estar solo, corre hacia Derek, que intenta levantarse del suelo, completamente desnudo y con el cuerpo sangrando y magullado. Le da su capa veloz y le ayuda a levantarse. 

—¿Qué demonios has hecho?
—Yo qué sé tío, pero ha funcionado. 

Derek escupe sangre al suelo e intenta mantenerse en pie apoyándose en los hombros del muchacho. Se acercan a un tronco que hay tumbado en el suelo y Stiles ayuda al hombre a sentarse, notando como se guarda los quejidos y le tiembla todo el cuerpo por culpa de las heridas. 

—¿Estás bien?
—Podría haber sido peor.
—Sí, menos mal que solo te ha partido la columna contra un árbol.  
  
Escucha el cuerpo del hombre crujir y se le revuelve el estómago. Al menos no fue como la primera vez, que lo dejó inconsciente de la paliza que recibió. En el fondo no le gusta pedirle que haga algo así, pero es el único capaz de ayudarle con Scott. Sin embargo Derek nunca ha mostrado descontento o se ha negado a ayudar, más bien al contrario. 

—Siento todo esto —dice de repente, frotándose las manos entre sí, como cuando está nervioso.
—Déjalo.
—Estoy intentando darte las gracias por ayudarme.
—Esto no lo hago por ti, lo hago por Scott.
—Bueno, pues Scott te da las gracias. Quieras o no.  
El muchacho se levanta de su asiento, frustrado por la cabezonería del hombre. Se frota la cabeza y por un momento se olvida de que hace frio, teniendo en cuenta que Derek está desnudo. Espera a que el hombre pueda moverse para marcharse de allí y esperar a Scott en el punto acordado. Le ayuda a levantarse y coloca su pesado brazo sobre sus hombros flacos.

—Esto de ser animago está muy bien hasta que te toca ir desnudo.
—Cállate, Stiles. 

Y Stiles se calla, pero con una sonrisa.

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