Intercambia personajes de una serie/película/...a otra serie/película/...
La noche es fría y la humedad se
les cuela por los huesos. La niebla no les deja ver más allá de sus propios
pasos y el vaho de sus cuerpos parece congelarse en cuanto sale de sus cuerpos.
Aferrados a sus capas negras y prestando atención al mínimo ruido, permanecen
quietos en medio del Bosque Prohibido el tiempo suficiente para que les
hubieran atacado los centauros mínimo tres veces. Pero están completamente
solos. Ni un ruido, ni siquiera corre el viento, y lo agradecen, pues las capas
no son muy gruesas.
—Esto es inútil —siente como la
mandíbula empieza a temblarle del frío e intenta controlarla—. Llevamos más de
dos horas buscándole. Si no nos come antes, moriremos congelados.
—Cállate, Stiles.
El muchacho eleva los brazos en el
aire, indignado. Mira a su alrededor, pero solo hay niebla y oscuridad. Y frío,
mucho frío. No podían haber perdido a su mejor amigo en una estación más
cálida, no.
—Por qué no te transformas y lo
buscas con tu súper olfato.
El hombre le atraviesa con su
mirada y aprieta la mandíbula para controlar el impulso de pegarle un puñetazo.
Qué puede haber peor que ir de caza de un hombre lobo: ir acompañado de Stiles.
—Creía que querías encontrar a
Scott.
—Y yo creía que tú ibas a ser de
ayuda.
—He terminado aquí —dice perdiendo
su última gota de paciencia.
El hombre se da media vuelta y
vuelve por el camino por el que llegaron al interior del bosque, malhumorado y
con ganas de pegar a ese estúpido crio.
—¡Muy bien, lo buscaré yo solo!
En ese momento, un aullido lejano y
distinguible a kilómetros, se oye entre los árboles, en lo más profundo y frío
del bosque. Stiles nota como el vello de los brazos se le eriza y el estómago
se le revuelve a una velocidad imposible. Se saca la varita del bolsillo y sus
dedos apenas tiene fuerza para agarrar el trozo de madera, en parte por culpa
del frio, y en parte porque está muerto de miedo.
—Mierda.
Da el primer paso y nota como le
tiembla todo el cuerpo. Las hojas crujen todo lo fuerte que pueden bajo sus
pies y vuelve a escuchar un aullido mucho más cercano. Traga saliva y piensa en
darse media vuelta para ir tras Derek, pero su cuerpo se paraliza cuando le
parece ver una sombra moviéndose en la niebla.
—No te muevas —dice el hombre
detrás de él.
Dicho y hecho, cumple sus órdenes
sin siquiera quererlo. Derek pasa a su lado y esperan en el sitio, notando como
la sombra se acerca poco a poco a ellos. Un aullido más corto se cuela entre la
capa de niebla y llega hasta ellos. Stiles nota su corazón acelerado y chocar
con fuerza contra su pecho, sin necesidad de ponerse la mano sobre éste. Se aferra
a su varita y de repente ha olvidado cómo defenderse.
—Derek, ¿qué hacemos?
—Sshh —el hombre extiende su mano
hacia el chico para que permanezca en silencio.
Un sonido gutural llega a los oídos
de Stiles y traga saliva con fuerza, notando como el sudor frío le cae por la
frente. Abre la boca para respirar y el vaho le termina de nublar la poca
visión que tiene. Derek da unos pasos hacia delante y en apenas unos segundos
desaparece de la visión del chico. Stiles entra en pánico y su respiración hace
tanto ruido que siente que se le puede escuchar desde el colegio.
—¿Derek? —dice en un intento de voz
baja y con la voz temblorosa.
Una mata de pelo aparece de repente
entre sus dedos y Stiles aparta la mano de manera instintiva y cae al suelo de
culo. El perro se sienta y le observa con las orejas levantadas.
—No tiene gracia —dice malhumorado
y tirado en el frío suelo.
El animal deja de mirarle y se
vuelve a poner a cuatro patas, con las orejas bien estiradas y la cola en un
pequeño movimiento de péndulo, hasta que deja de moverse y Stiles nota al
animal tenso. El crujido de las hojas al ser pisadas pone en aviso a Stiles,
que mira en dirección al vacío, sin saber qué esperar. Una figura oscura y de
forma extraña empieza a formarse, cada vez más visible hasta que el chico tiene
que levantar la cabeza para mirar a la bestia. Se arrastra en el suelo hacia
atrás y el perro se coloca delante de él.
Durante unos segundos, que para el
único humano ahí presente se convierte en horas, ambos animales se observan y
se huelen manteniendo las distancias. Stiles no consigue ver al completo la
forma del hombre lobo, algo desenfocada por culpa de la niebla de la noche,
pero se hace una idea de lo que tiene delante. A pesar de haber estudiado a
esas criaturas y haber visto dibujos en los libros, sin duda alguna ver uno es
persona hace que se te olvide todo lo que has aprendido de ellos. Escucha gruñidos
y no sabe de cuál de las dos criaturas procede, y tampoco tiene claro si quiere
saberlo.
El hombre lobo detiene sus pasos y
empieza a agacharse, hasta apoyar las cuatro patas sobre el suelo, quedando más
o menos a la altura del perro, que de todos modos siguen siendo mucho más
pequeño. El peludo se acerca con cautela y Stiles no puede creer la imagen que
tiene ahora mismo ante sus ojos. Siente que los animales están teniendo una
especie de conversación que él es incapaz de descifrar. De repente, Derek
camina hacia atrás y el lobo se vuelve a poner a dos patas, creciendo de
repente dos metros. El licántropo bufa, gruñe y suelta babas al mismo tiempo
que el perro ladra con rabia. Se gira todo lo rápido que puede hacia Stiles y
le muerde la capa para que se levante. La criatura ruge con fuerza y el
muchacho sale corriendo como puede, acompañado del perro.
Corre a ciegas, notando como las
gotas de niebla le empapan la cara y su mejor amigo, que ahora mismo tiene
intención de comerle, les pisa los talones. Se agacha cuando cree chocarse con
una rama y salta cuando parece haber algo en su camino.
—¡Joder, Scott! —grita cuando el
licántropo gruñe con fuerza y destroza todo a su paso.
Corre con todos sus fuerzas, con
todas las energías que le quedan y repasando mentalmente todo lo que sabe de defensa
y de hombres lobos.
Se tropieza. Stiles se tropieza y
siente que no puede haber peor momento para ser el torpe que es. El hombre lobo
salta sobre él y también lo hace Derek, cayendo ambos al suelo entre ladridos y
mordidas de dientes. Sueltan quejidos agudos y Stiles no sabe de cuál de ellos
procede. Le parece ver a Derek aferrado al cuello de su amigo con la boca y un
nudo se le forma en la garganta. Entonces, el perro sale volando por los aires
hasta chocar con el tronco de un árbol, produciendo un crujido y un lamento en
el animal. Derek intenta levantarse pero las patas le fallan hasta que deja de
moverse y vuelve a su forma humana.
—Mierdamierdamierdamierda.
Saca la varita y apunta al
licántropo cuando empieza a caminar hacia él. Parece que crezca con cada paso
que da, y lo único que se le ocurre a Stiles es soltar el aullido más penoso de
toda la historia mágica. La criatura se detiene y gira su cabeza huesuda y
pálida, confuso. Vuelve a aullar con más fuerza y el animal le gruñe,
descontento con lo que está sucediendo. Stiles se arma de valor y vuelve a
repetir el sonido, haciendo que su amigo le responda con otro aullido. No sabe
si eso es bueno es malo, pero al menos evita que se le esté echando encima para
comerle.
—Scott —dice intentando calmar los
nervios— amigo, sé que me estás escuchando. Estás ahí dentro ¿verdad?
El licántropo empieza a encorvarse,
confuso y sin saber qué hacer con ese humano tan extraño.
—Scott —repite, notando como parece
identificar el nombre, aunque solo sea por unos segundos— soy yo. Tu amigo.
Las orejas puntiagudas se agachan y
por un segundo Stiles creer ver a su amigo en esos ojos negros y hambrientos. Lentamente,
se agacha y deja la varita en el suelo, bajo la atenta mirada de su amigo,
intentado parecerle pacifista. Suelta aire con fuerza por la nariz un par de
veces cuando huele al chico. De repente, aúlla con intensidad y se da media
vuelta, corriendo en dirección opuesta y dejando a Stiles a punto del desmayo.
Cuando se ha cerciorado de estar
solo, corre hacia Derek, que intenta levantarse del suelo, completamente
desnudo y con el cuerpo sangrando y magullado. Le da su capa veloz y le ayuda a
levantarse.
—¿Qué demonios has hecho?
—Yo qué sé tío, pero ha funcionado.
Derek escupe sangre al suelo e
intenta mantenerse en pie apoyándose en los hombros del muchacho. Se acercan a
un tronco que hay tumbado en el suelo y Stiles ayuda al hombre a sentarse,
notando como se guarda los quejidos y le tiembla todo el cuerpo por culpa de
las heridas.
—¿Estás bien?
—Podría haber sido peor.
—Sí, menos mal que solo te ha
partido la columna contra un árbol.
Escucha el cuerpo del hombre crujir
y se le revuelve el estómago. Al menos no fue como la primera vez, que lo dejó
inconsciente de la paliza que recibió. En el fondo no le gusta pedirle que haga
algo así, pero es el único capaz de ayudarle con Scott. Sin embargo Derek nunca
ha mostrado descontento o se ha negado a ayudar, más bien al contrario.
—Siento todo esto —dice de repente,
frotándose las manos entre sí, como cuando está nervioso.
—Déjalo.
—Estoy intentando darte las gracias
por ayudarme.
—Esto no lo hago por ti, lo hago
por Scott.
—Bueno, pues Scott te da las
gracias. Quieras o no.
El muchacho se levanta de su
asiento, frustrado por la cabezonería del hombre. Se frota la cabeza y por un
momento se olvida de que hace frio, teniendo en cuenta que Derek está desnudo.
Espera a que el hombre pueda moverse para marcharse de allí y esperar a Scott
en el punto acordado. Le ayuda a levantarse y coloca su pesado brazo sobre sus
hombros flacos.
—Esto de ser animago está muy bien
hasta que te toca ir desnudo.
—Cállate, Stiles.
Y Stiles se calla, pero con una
sonrisa.
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