28.10.14

¿Perdidos?

Cuando propusieron hacer una excursión a la montaña como método para obtener un entrenamiento algo más intensivo que de costumbre, lo último que ambos hubieran esperado era acabar perdidos sin ni siquiera saber por dónde habían llegado.

—No me lo puedo creer.

Lyenna vuelve a resoplar con fuerza mientras dan unos pasos y se vuelven a detener, intentando ver algo que les suene. Una rama, un árbol, una hoja. Algo.

—Esto es increíble.
—¿Qué todavía no hayas aceptado que nos hemos perdido o que nos hayamos perdido?

Por un momento, Shander cree que no va a poder aguantar más los quejidos de la chica. Están perdidos y punto. No hay vuelta atrás (ojalá). Lyenna le mira con reproche y siguen caminando.

—Me alegro que te tomes con humor el que estemos perdidos en medio de una montaña que no conocemos de nada.
—Si la conociéramos no…

Pero el chico deja de hablar cuando Lyenna se gira con brusquedad y le mira como si le fuera a arrancar la lengua si se atreviese a decir una palabra más. Mira a otro lado y se aguanta el chiste. Estas situaciones son las mejores para él. Ver a Lyenna en ese estado de estrés y agobio por no conseguir hacer algo bien es demasiado entretenido. Por muy mal que se sienta en el fondo, es divertido. Lo es menos cuando la chica le mira como si le fuera a matar y a meterle una piedra en la boca, pero vale la pena.

—Sabes de quién es la culpa, ¿no?
—Es evidente que tuya no.

Lyenna se gira lentamente y le mira sin decir nada durante unos segundos. Shander traga saliva y cree que hasta ella lo ha podido escuchar.

—¿Qué significa eso?
—Que no es tu culpa.
—¿Y ese tono?
—¿Qué tono?
—El tono que has usado para decirlo.
—Pues un tono normal.
—No ha sido normal. Ha sonado a que no crees que sea culpa tuya que estemos perdidos y que yo no considere que pueda haber sido culpa mía y que solo piense en echarte la culpa para poder sentirme mejor conmigo misma.

Shander frunce el ceño, intentando recopilar y entender toda la información que Lyenna le acaba de soltar.

—¿Ha sonado a todo eso?

La chica quiere decirle algo pero sabe que solo va a conseguir que el chico le siga tomando el pelo, y eso es lo último que necesita ahora mismo. Da dos pasos más. Mira a su alrededor. Vuelve a refunfuñar y se acaba sentado en el suelo. Llevan horas dando vueltas, las últimas horas de sol están llegando a su fin y tiene un humor de perros. Apoya su espalda en el tronco de un árbol y mira hacia arriba, viendo como el cielo está cada vez más oscuro. Nunca hubiera pensando que era tan fácil perderse y tan difícil encontrarse. Escucha como Shander se sienta cerca de ella, haciendo crujir las hojas que hay en el suelo.

—¿De quién fue la magnífica idea de no usar nuestros poderes?

Shander quiere decir algo, pero opta por mirar a la chica hasta que ésta le devuelve la mirada. Los dos saben de quién fue la idea, y no fue de él. Lyenna le acaba apartando la vista, notando como su orgullo está a punto de ebullición.

—Deberíamos habernos puesto cada uno con Aryon y Margot. Ellos son los que saben orientarse.
—Lo sé. Se dieron mucha prisa en dejarnos solos.
—O en quedarse ellos solos.

Se miran y sonríen cómplices, entendiendo a la perfección esas últimas palabras. Si, para qué mentir, a los dos les gustaría que sus dos mejores amigos acabaran juntos. En parte porque hacen una pareja demasiado perfecta. Y, por los cuatro dioses, se nota a la legua que se siente atraídos el uno por el otro. Lo que ni Lyenna ni Shander entienden es por qué ninguno se atreve a dar el primer paso. Cada vez que hablan con ellos, o Aryon acaba enfadado con Shander por insistirle tanto, o Margot acaba cambiando de tema sutilmente y a Lyenna le da corte retomar la conversación.  

—¿Cómo vamos a volver? —Pregunta Shander después de un tiempo en silencio.
—Imagino que cuando vuelvan al punto y no nos vean nos buscarán. Espero.
—Sigo sin entender cómo nos perdimos.

De repente, Lyenna empieza a reírse sola, como si el chico hubiera dicho algo gracioso. El pelirrojo no puede evitar sonreír de oreja a oreja cuando la mira. La risa de la chica es como música para sus oídos, sobre todo después del día tan largo que ha tenido.

—Siento haberme puesto así antes —dice de repente mientras arranca algo de césped del suelo de manera distraída.
—Tranquila. Ha sido divertido.

Lyenna sonríe y le da un pequeño empujón al chico. Shander mira a la chica durante un rato de manera disimulada mientras ella se distrae observando el cielo. Si tan solo pudiera estar así todo el tiempo que él quisiera, no necesitaría nada más. Mirarla es suficiente. La noche ya se ha instalado y siguen igual que al principio. Shander apenas lo nota, pero cuando ve a Lyenna frotarse los brazos enérgicamente con las manos, se da cuenta que ahora que se ha marchado el sol, hace mucho más frío.

—¿Tienes frío?
—No.
—¿Quieres que haga fuego?
—No podemos usar los poderes.

El chico pone los ojos en blanco, aunque ya se esperaba ese tipo de respuesta. Se mueve en su sitio y se acerca a la chica, rodeándole los hombros con uno de sus brazos para que pueda notar su calor. Lyenna no le hace ascos en cuanto nota su brazo cálido sobre el cuello. Sin siquiera darse cuenta, deja caer su cabeza sobre el hombro de Shander, haciendo que el chico se ponga tengo por unos segundos. El pelirrojo nota como el corazón se le acelera levemente y no puede evitar poner una sonrisa en sus labios. Con cuidado, mueve su cabeza para poder mirar a la chica sin que se dé cuenta. En ese momento le pasan tantas cosas por la cabeza que es incapaz de poner orden. Suelta el aire con fuerza por la nariz y mira hacia el cielo. Podrían salir tantas cosas bien. Y otras tantas mal. Cuando vuelve a bajar la cabeza Lyenna le mira de par en par. Ninguno de los dos dice nada, tan solo se miran con la poca luz que la luna les presta.

—¿Sabes que te brillan los ojos en la oscuridad?

Lyenna parpadea un par de veces, como si hubiera estado en otro sitio. Como si se hubiera despertado de repente.

—¿Qué?

El chico va a repetirle la frase, pero entonces escuchan unas voces y el ruido de hojas y ramas siendo pisadas. Los dos jóvenes se incorporan hasta que consiguen ver una luz cálida acercándose a ellos.

—Por los Cuatro Elementos y los Dioses que nos amparan —dice de repente la voz de Margot, con un fuego alumbrando su rostro moreno— ¿Se puede saber qué hacéis aquí?

Lyenna y Shander se miran al mismo tiempo, sin saber explicar el hecho de haberse perdido de la manera más estúpida posible. De camino al campamento, entre parpadeo y parpadeo del fuego y risas contenidas por parte de Margot y Aryon, Lyenna les intenta explicar su divertida tarde en el bosque. Pero lo mejor de todo es cuando, en apenas unos segundos llegan al punto de encuentro.

—No puede ser —dice Lyenna, observando el lugar por donde han llegado— ¿hemos estado toda la tarde andando en círculos? —La chica mira a Margot y agita los brazos— ¡A mí no me hace gracia!

Tras cenar, las chicas se marchan a dormir a su tienda mientras que los chicos permanecen en el exterior durante unos minutos.

—Tío —dice en voz baja Aryon, mirando a su amigo con la poca luz que tienen gracias al fuego— Creía que tenías buena orientación. Sin ánimo de ofender.
—No, si no me ofendes.


Alumbrados por una luz cálida y cobriza, Aryon ve en el rostro de Shander una sonrisa que solo le sale cuando habla de una persona. 

3 comentarios:

  1. Tengo clarísimo que Shander se perdió a posta para estar con ella (?)
    Y yo me he perdido un poco con eso de "yo creo que tu crees que yo creo que..." pobre Shander.
    AY JODER LOS ECHABA TANTO DE MENOS <3 No pienso dejarte tanto tiempo sin escribir sobre ellos. ¿quieres que vaya a verte y te ate a la silla para que escribas? Puedo y lo haré.
    No en serio, escribe sobre ellos más a menudo o lloraré y me grabaré para que lo oigas.
    ¡Un besín!

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  2. Leo esto meses después y me enamoro otra vez ♥

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  3. Hola, ^_^ vengo de Adolescentealos28... donde ya me seguías, pero me he actualizado y me gustaría que continúes formando parte de todo, así que te invito a mi nueva casa, espero que te guste y te quedes ;)

    VioletaPurpurina.blogspot.com

    Bss de color Violeta...

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