Querido amado :

Hoy, justamente hoy, el día más lluvioso del mes, decido escribirte.
Esta mañana recibí las botas militares que me prometiste, junto al collar que tanto me gustaba, ese tuyo, regalo de tu primo Louis. Jamás pensé que te pudieras separar de él. Recuerdo clavármelo cuando estábamos en la cama, descansando de esas noches. Me gustaba juguetear con la larga cadena entre mis dedos mientras, tus ojos no hacían más que mirarme y mirarme. Te echo de menos. Los días sin ti se me hacen semanas, y las semanas meses. Solo espero que no se conviertan en años. Ya llevas tres meses fuera, y mi desesperación por ti crece por momentos. Necesito abrazarte y besarte, y tocar cada parte de tu cuerpo, y saber que eres real. No quiero esperar más, no puedo, te necesito aquí conmigo. Juntos.
Mi madre esta más pesada que nunca. No hace más que presentarme pretendientes. Sabes que para mi solo son hombres trajeados, que no son capaces de ir por si mismos a la guerra, y pagan a los pobres del pueblo para que vayan en su lugar. Las calles están vacías de hombres, solo niños jugando. Son todos iguales, ricachones, la mayoría viejos, que no saben como perder el tiempo y no se dan cuenta de que muchachas jóvenes como yo les detestamos. Y pensar que casaron a mi hermana cuando tenía 15 años con uno de ellos de 50.
Estoy harta de repetirles a todos, incluso a mi madre, la misma frase, día tras día: “no, yo ya tengo a mi amado”. Pero parece que no me escuchan. Me da igual. Te esperaré hasta el fin de los días. Lo sabes.
¿Acaso no te dejaron enviarme carta con las botas y el collar? Echo de menos esa letra tuya, tan delicada y cuidada. Echo de menos el sonido de tu risa. También echo de menos verte escribirme los poemas, para después, leérmelos una y otra vez.
Estoy todo el día pegada a la radio, a la espera de que anuncien la fecha de la vuelta de tu escuadrón, sin heridos. Cada vez que dicen los muertos en combate me agarro al corazón, para que no se caiga.
He dejado las botas y el collar sobre mi ventana, esperando a que un dia vuelvas a subir por el árbol y lo recojas. ¿Recuerdas el día en el que entró mi padre y casi te caes de la ventana?. Y pensar que un mes después te dejaría entrar por la puerta.
Espero que la carta te pueda llegar en perfecto estado. Las nubes negras del cielo no parecen que se vayan a marchar pronto. Ojala no estés pasando frío ni hambre.
Deseo que puedas responderme, quiero noticias tuyas. Busca pluma, papel, busca lo que sea, quiero volver a ver tu letra y todos esos tachones cuando no estabas de acuerdo con lo que escribías.
Mirará todos los días por la ventana, esperando al cartero.

Siempre tuya, Theresa
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Muy buenas a todos. Esto es una pequeña vuelta a mi mundillo de relatos sueltos . He decidido hacerlo ahora ya que hacía tiempo que lo tenía escrito, me parecía distinto, y puesto que me voy todo el mes de agosto a la playa, además de Samantha tendréis esto para leer jaja. Espero que os guste y que me firméis con vuestras hermosas palabras. Gracias :)