Bajo sus pies crujen las hojas
caídas por la nueva estación, pero camina con tanto cuidado que apenas es
audible el sonido que producen. Se mueve entre las ramas y los arbustos como si
fuera una más con la naturaleza. A pesar del frio que hace, no le gusta llevar
guantes. Le gusta sentir el frio en su piel, le gusta ver como sale el vaho por
su boca, dejando constancia durante unos pequeños segunda de que ha estado en
ese sitio. De que está viva. Sus manos acarician los troncos de los árboles, fuertes
y robustos. Ellos también están vivos por dentro, lo puede sentir. Cierra sus
ojos y escucha el agua de sus raíces latir. Un soplo de viento fresco mueve las
hojas del suelo y agita algunas ramas. Cuando Lyenna vuelve a abrir los ojos,
justo delante de ella encuentra lo que podría ser su comida y cena del día.
El ciervo camina despreocupado
por el bosque, parece que él también está buscando algo de comida. Lyenna se
esconde con cuidado tras un árbol y lo observa durante unos minutos. Su pie
derecho da un paso hacia delante y se detiene en seco cuando ve que el animal
levanta la cabeza de golpe, alerta. La chica se aguanta la respiración de
manera inconsciente y espera a que el animal se tranquilice. Está mirando en su
dirección, nota como si le estuviera mirando directamente a los ojos y la
estuviera juzgando por intentar pillarlo desprevenido. La chica quiere tragar saliva,
pero no se atreve. Las pequeñas orejas del animal se mueven hacia los lados y
el ciervo le aparta la mirada. Lyenna vuelve a respirar y prepara su mano para
disparar, pero antes de que quiera apuntar, el animal es atravesado por algo y
empieza a arder. Sale de su escondite y corre hacia el ciervo, que permanece
tirado en el suelo, sangrando por el cuello y siendo consumido por las llamas.
—¿Por qué has hecho eso? —Pregunta
la chica mientras hace desaparecer las llamas con un poco de hielo.
—Te recuerdo que tenemos que
comer. —Dice Shander mientras baja de un árbol.
—Era mi caza.
—Más que tu caza parecía que lo
quisieras adoptar como mascota.
Lyenna le lanza una rápida mirada
asesina y comprueba que el animal está muerto. El ciervo ha muerto en el
instante en el que el fuego le ha atravesado la garganta. Algo rápido.
—No te gusta matar animales.
Seguro que lo habrías dejado escapar.
—Claro que no. Y yo no he dicho
eso.
—No hace falta que lo digas.
La chica mira al pobre animal
tirado en el suelo, que poca culpa tiene él de que ellos tengan que comer y la
hayan tomado con él. Shander ata las patas del animal entre si y lo sube a una
especie de carro de madera hecho de la manera más chapuza posible. Entre los
dos, estiran del carro durante un largo camino, hasta llegar por fin a la
cabaña de madera. En cuanto entran por la puerta, el fuego de la pequeña
chimenea se enciende con la mera presencia del muchacho. Lyenna empieza a
quitarse capas de ropa. Ahí dentro hace demasiado calor por culpa de Shander.
—Creo que lo cortaré en pedazos
para que los puedas congelar por partes.
El muchacho examina el cadáver,
calculando en número de porciones y el número de días que pueden estar comiendo
carne de ciervo. Los ojos de Lyenna se quedan abiertos ante la horrorosa imagen
que se forman en su mente. Shander ni siquiera la mira, está más concentrado en
la nueva pieza de carne que han cazado después de días comiendo conejo. Cuando
la chica se quiere dar cuenta, el pelirrojo está cortando al pobre ciervo por
la mitad, llenando el barreño de tripas y sangre. Lyenna nota como las arcadas
empieza a subir por su garganta, y acaba saliendo de la cabaña para no terminar
vomitando.
Se abraza con fuerza a sus
piernas mientras en el cielo ve como las nubes se mueven sin parar. Con el
primer par de hachazos provenientes de la cabaña, la chica no consigue evitar
dar un pequeño respingo en su sitio. Intenta no imaginarse como estará en esos
momentos el animal y se pone a contar las estrellas que sus ojos consiguen ver
en el cielo. Después de unas horas, la puerta de madera se abre y Shander la
invita a entrar para que cumpla con su parte con el animal. La chica congela la
comida sin ni siquiera mirarla. Ha descubierto que la carne cruda le da
demasiado asco.
—No entiendo que no seas capaz de
matar un animal.
—Siento que no me resulte tan fácil
quitar una vida como a ti.
— Te recuerdo…
—Vale, no me recuerdes nada —Lyenna
se acurruca frente al fuego—. No hace falta.
El tiempo de la cena y el
posterior permanecen en silencio, como la mayoría de los días. Shander intenta
dar conversación siempre que puede, pero la chica se cierra en banda cada vez
que tiene oportunidad. Otras veces directamente se escapa al bosque y vuelve
cuando él ya está durmiendo. El chico intenta enfadarse con ella, intenta
sentirse molesto por su actitud. Ella no es la única que está sufriendo con
todo esto. Pero no puede, lo último que necesitan ambos es discutir las pocas
veces que hablan. Shander simplemente no puede enfadarse con ella.
—Quiero volver a casa —la voz de
la chica se escurre hasta los oídos del chico, que la ve con su rostro
escondido entre las piernas—. Quiero irme de aquí.
Shander la mira hasta que la
chica se atreve a levantar la mirada, con los ojos brillantes.
—Lo sé.
La abraza con fuerza y deja que
la chica deje todo su peso sobre él. Le besa la cabeza un par de veces y nota
como se relaja. Le acaricia el pelo sin parar. Incluso su cabello
parece cansado, está áspero y reseco. Está igual de apagado que ella.
—¿Por qué no me detuviste? —La
chica se aparta de Shander y le mira a los ojos bajo la cálida luz de fuego—.
¿Por qué no me dijiste que estaba mal?
Shander no puede evitar una
sonrisa. Le gusta lo ingenua que puede ser a veces. Le acaricia el rostro con
cuidado, sin darse prisa en responder.
—¿Te arrepientes?
—No.
—Entonces lo demás da igual.
—¿Por qué nunca me llevas la
contraria?
—Aprecio mi vida.
—Hablo en serio.
—Yo también.
Lyenna intenta parecer molesta,
pero las caricias del muchacho no ayudan demasiado. El chico qué funciona con
ella y lo que no. Por eso sabe que si se empieza a mover despacio hacia ella,
será correspondido.
Creo que los diálogos rápidos de ambos son lo que más me llama de ellos jajaja. La verdad es que me ha sorprendido su estado. ¿Me he perdido algo? ¿Dónde están? Juraría que estaba al día...
ResponderEliminarNah, pero en general me ha gustado, su forma de comportarse con el ciervo me ha matado, pobre criatura... yo tampoco podría matarla así como así :(