Detiene su carrera, apoyándose en
un árbol para poder recuperar el aliento, aunque solo sea un poco. El pecho le
sube y le baja con fiereza, la garganta le arde y el corazón empuja con fuerza
para poder escaparse de entre sus costillas. El aire entra y sale a sus anchas
por su boca. Intenta tranquilizarse, intenta respirar por la nariz, pero es
imposible. Se ahoga y es peor.
—Te oigo respirar —canturrea
Shander.
Decide moverse de su posición,
pero cuando gira el árbol, el muchacho le está esperando con una sonrisa de
medio lado. Se miran durante unos intensos segundos y Lyenna decide atacar
primero. Su mano se dirige hacia el rostro del muchacho, pero le detiene la
mano igual que si estuviera espantando un insecto. Eleva la pierna derecha
hacia el costado de Shander, pero da un pequeño salto hacia atrás y lo vuelve a
esquivar.
—Eres muy predecible.
—Cállate —gruñe como un animal
furioso.
—Casi te puedo escuchar pensar.
—Me preguntaba cuando ibas a
tardar en empezar a crear armas.
—Me gusta más pegarte con mis
propios puños.
—Bueno —empieza diciendo mientras
se quita el polvo de los pantalones —de momento creo que eso no ha sido
posible.
Escucha como chasquea la lengua.
Solo cuando pelean así, él es el que siempre sale ganando. En las otras peleas
es Lyenna la que le deja arrastrándose por el suelo pidiendo clemencia. Al
menos se está ganando un poco de su respeto. Aunque solo sea un poco. La
muchacha hace girar el tridente en su mano, casi parece que el arma flote. Es
curioso como aumenta su nivel cuando tiene una simple arma entre sus manos. Como
si se sintiera más segura. O puede que sea porque le da miedo golpear a alguien
con sus propias manos. Todavía recuerda el rostro que se le quedó cuando hirió
a aquella muchacha. Era como si ni siquiera supiera que era capaz de hacer eso.
—Creo que deberíamos dejarlo por
hoy.
—¿Ahora que empezaba lo bueno?
—Lyenna, ni siquiera me has…
Antes de terminar la frase la
muchacha corre hacia él con el tridente apuntándole. De repente, Lyenna parece
haberse convertido en otra persona. Sus movimientos son confiados y fuertes. Pero
siguen siendo predecibles. Piensa demasiado. Su cara es un libro abierto que
dice “voy a golpearle por este lado”. No le culpa. Cuando llegó a la escuela
pudo comprobar que apenas les estaban enseñando a pelear, más bien a
defenderse. A huir. Lyenna no parece de
los que huyan. En ese momento, una de las puntas del tridente hace una herida
vertical en su mejilla.
—No me vales si te distraes.
Ambos se sonríen mientras toman
aliento. Le gusta las ganas que tiene la muchacha de aprender. O puede que en realidad
solo sea una excusa para pegarle. Aun así. A Aryon no le gusta hacer este tipo
de cosas. Es demasiado vago. Si por él fuera estaría todo el día flotando con
tal de no andar. Además, también le sirve de entrenamiento. Hasta el día que
comenzaron Shander nunca antes había peleado con un Aqua y esta era una ocasión
única como para decirle que no. Aunque la muchacha tiene muy pocas tablas,
avanza a gran velocidad. El primer día incluso parecía que le tenía miedo a su
poder. En uno de sus parpadeos, el tridente desaparece y una masa de agua se
dirige con cierta velocidad hacia él. La esquiva dando un pequeño salto hacia
arriba y agarrándose a unas ramas. Se sienta de manera despreocupada.
—Te veo muy cómodo.
Cuando el sol empieza a querer
esconderse una luz cálida entra a través de las hojas del bosque y alumbra a
dos jóvenes, sentados sobre gruesas raíces que sobresalen del suelo.
—No entiendo cómo lo haces.
—¿El qué? —pregunta Lyenna con la
boca llena.
—Aprender tan rápido.
—Estaba siendo buena contigo.
—¿Me estabas dejando ganar? —le
pregunta divertido, enarcando una ceja.
—Obviamente.
—Entonces para la próxima vez
tendré que ser más duro.
—Más te vale.
Lyenna se termina de beber su
zumo y se deja apoyar sobre el tronco de un árbol. Suspira con fuerza mientras
estira sus brazos hacia arriba. Ha sido un buen día. Productivo. No sabe por
qué, pero ahora nota como su poder fluye por sus venas, como si todo ese tiempo
hubiera estado muerto. Llevan un par de semanas con el entrenamiento y Lyenna se
siente mejor que nunca. Como si nada ni nadie pudieran hacerle nada. Está más
viva que nunca.
—Podrías invitar a Aryon algún
día.
—Me parece que a alguien se le
está subiendo el poder a la cabeza.
—No, idiota —Shander sonríe—.
Cuantos más seamos mejor.
—Dudo que quiera venir. Prefiere
quedarse tirado en su cama leyendo.
—Margot tampoco querría venir...
—¿Y ver como sufre su pobre
bosque?
Ambos muchachos empiezan a reírse.
La brisa del desierto agita las copas de los árboles y por un momento, Lyenna
tiene la sensación de que algo en el bosque está realmente vivo. Al final
Margot tendrá razón. Toda las raíces con sus manos y puede notar el agua fluir
por ellas, corriendo de un lado a otro y dando vida a las plantas. Desde el
mismo instante en el que puso un pie allí notó que había algo extraño. Incluso el
aire es diferente. Quizás sea ese lugar. Quizás también sea mágico, como ellos.
—¿Recuerdas el día que me peleé
con esa chica en la escuela?
Shander la mira sorprendido
mientras termina de comerse su cena. No dice nada. Claro que lo recuerda. Y también
cómo le tuvo que curar y como tuvo que tocar sus heridas. Y sus ojos, o más
bien lo que reflejaban.
—Creo que ya sé por qué estaba
tan asustada —Shander escucha atento. No quiere estropear esa oportunidad—. Al
principio pensé que era porque le había hecho daño. Por lo que era capaz de
hacer —hace una pausa. Parece tan metida en sus propios pensamientos. A lo
mejor ni siquiera sabe que está hablando en voz alta—. Pero después de estos días
peleando, ya sé la razón.
—¿Por qué fue? —el chico no se
puede contener, necesita preguntarlo. En su día no le quiso responder.
Simplemente le insultó y dejó pasar el tema.
—Yo quería hacerle daño. Estaba
asustada porque quería herirle de verdad.
Silencio, hojas flotando,
silencio. Parece que de repente el aire pesa más y que el tiempo se ha detenido
solo para escuchar lo que ha dicho ella.
—Supongo.
—Lo tendré en cuenta.
Me gusta mucho como escribes y como narras las cosas, la verdad. A pesar de ser en presente, y eso que es raro y al principio me chirrió, lo manejas con mucha soltura y es muy agradable a la vista. También me gustan mucho la forma en la que tratas a los personajes y tus expresiones. En serio, muy chachi :)
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