El silencio que reina en esos
momentos es tan intenso que parece clavarse en las costillas de todos y cada
uno de ellos. Sin embargo, hay una persona que no está sintiendo eso. Hay una
persona que ahora mismo es capaz de sentir todo y nada al mismo tiempo. En esos
momento es imposible saber por lo que está pasando Lyenna. Ninguno de ellos
puede hacer nada. Simplemente dejarse engullir por el silencio. Una melena
pelirroja se mueve en el aire, llena de furia y ansias. Ansias por hacer algo.
—Tengo que hacer algo.
Unos brazos de piel mucho más
oscuras que los del pelirrojo flotan en el aire y se deslizan hasta él. Cuando
Shander ve como se acercan, de reojo le parece ver como dos ramas se extiende
con rapidez hacia él y lo envuelven con fuerza para que no pueda escapar. Como
si un árbol hubiera cobrado vida, Margot le impide que se marche.
—Espera. Lyenna necesita estar
sola.
—Claro que no. Lo que necesita es
que alguien esté con ella. Tú eres su amiga, ¿cómo no sabes eso?
—Precisamente porque soy su amiga
sé —recalca la última palabra con tanta fuerza que parece quedarse clavada en
el pecho del chico— que ahora tiene que estar sola.
—¿Tenemos que esperar sin hacer
nada?
—Shander, hay dos momentos por
los que pasamos todos.
El chico pone los ojos en blanco.
No puede creer que Margot le vaya a soltar ahora uno de sus discursitos dejando
a la vista lo filosófica e inteligente que es.
—A veces necesitamos estar solos
para poder pensar.
—Lo último que necesita ahora
Lyenna es pensar en todo lo que ha pasado.
A Margot le da igual la
interrupción.
—Otras veces necesitamos que
alguien esté con nosotros.
—Me estás liando, Margot.
—Lo último que necesita Lyenna
ahora es que veamos como se derrumba —sus palabras salen con tanta furia que el
muchacho se queda callado—. Tiene que asimilar y aceptar las cosas. Y tiene que
hacerlo sola.
Al muchacho le queda claro que
como intente salir otra vez por esa puerta va a recibir algo más que una reprimenda.
Muy a su pesar, sabe que tiene razón. Siempre tiene razón, joder. Siempre cree
saber todo sobre Lyenna, pero luego llega Margot y le da con un canto en los
dientes. Además, si ahora mismo estuviera con ella seguramente sería peor,
porque consolar a alguien de una cosa así, es imposible. No, más bien es
inútil. Seguramente él también querría estar solo, pero es incapaz de imaginar
el dolor por el que está pasando. Todavía tiene grabada su mirada cuando regresaron
con él. Lyenna había estado llorando mucho antes de que llegaran. Como si
supiera que había pasado algo. Como si supiera que ya había muerto. Sus ojos
estaban rojos, brillantes. Shander era incapaz de decir si estaban llenos de
dolor, o precisamente por todo lo que sentía, tan solo era una mirada vacía. Cuando
las lágrimas volvieron a caer por sus mejillas le dieron ganas de salir de allí
corriendo con él, volver al pasado, volver al momento en el que le pudo haber
detenido y hacer que se quedara con ella. Parecía tan fácil. Pero fue tan
difícil decir algo, lo que fuera. Era como si el más mínimo ruido fuera a
romper a la chica en mil pedazos. Las lágrimas de Lyenna no tenía fin, y aun
así, parecía tan calmada. Tan en paz con él y con ella. Todo era una fachada,
tan fina como una capa de escarcha. Tan fina como el hilo que impedía que
Lyenna se pusiera a gritar delante de todos. Pero a la vez tan resistente,
porque solo la ha visto llorar, pero no derrumbarse.
—No sé cómo puedes estar tan
tranquila viendo como esta.
—¿Nunca te han dicho que las
apariencias engañan?
Shander no sabe si Lyenna estaba
intentando mantener las apariencias o simplemente era incapaz de asimilar todo.
Y el no saberlo es lo que hace que esté tan inquieto, que tengas ganas de
gritar y de llevarse a Lyenna lejos de allí, donde no haya dolor. Ni muertes. Margot
le pone nervioso. Muchas veces es capaz de parecer totalmente inexpresiva. Pero
ahora es cuando más necesita hacerlo, porque si ella también se derrumba, a
quién va a tener Lyenna.
—Supongo que si Lyenna te viera
mal también a ti sería peor para ella.
—Yo no soy el apoyo de Lyenna.
Ella es mi apoyo.
El chico no dice nada, esas
palabras, tan simples y sencillas, hace que la cabeza le de vueltas. No ha
entendido del todo bien la explicación de Margot. ¿Ella no es el apoyo de
Lyenna? Imposible, ¿entonces quién? Margot le mira sin apenas parpadear, como
si le quisiera decir algo. Pero sus labios no se despegan en ningún momento.
Muy dentro de Shander, él sabe la respuesta. Pero parece más bien una fantasía,
un deseo demasiado imposible de hacer realidad.
—Escucha. Cuando Lyenna te
necesite, lo sabrás.
Lloro.
ResponderEliminarTengo el corazón en la garganta.
ResponderEliminarSUBLIME
Muy, Muy bueno, ha hecho que se sostengan lágrimas en mis ojos, y he luchado por retenerlas, una auténtica maravilla...
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