26.3.14

Sé paciente.

El silencio que reina en esos momentos es tan intenso que parece clavarse en las costillas de todos y cada uno de ellos. Sin embargo, hay una persona que no está sintiendo eso. Hay una persona que ahora mismo es capaz de sentir todo y nada al mismo tiempo. En esos momento es imposible saber por lo que está pasando Lyenna. Ninguno de ellos puede hacer nada. Simplemente dejarse engullir por el silencio. Una melena pelirroja se mueve en el aire, llena de furia y ansias. Ansias por hacer algo.

—Tengo que hacer algo.

Unos brazos de piel mucho más oscuras que los del pelirrojo flotan en el aire y se deslizan hasta él. Cuando Shander ve como se acercan, de reojo le parece ver como dos ramas se extiende con rapidez hacia él y lo envuelven con fuerza para que no pueda escapar. Como si un árbol hubiera cobrado vida, Margot le impide que se marche.

—Espera. Lyenna necesita estar sola.
—Claro que no. Lo que necesita es que alguien esté con ella. Tú eres su amiga, ¿cómo no sabes eso?
—Precisamente porque soy su amiga sé —recalca la última palabra con tanta fuerza que parece quedarse clavada en el pecho del chico— que ahora tiene que estar sola.
—¿Tenemos que esperar sin hacer nada?
—Shander, hay dos momentos por los que pasamos todos.

El chico pone los ojos en blanco. No puede creer que Margot le vaya a soltar ahora uno de sus discursitos dejando a la vista lo filosófica e inteligente que es.

—A veces necesitamos estar solos para poder pensar.
—Lo último que necesita ahora Lyenna es pensar en todo lo que ha pasado.

A Margot le da igual la interrupción.

—Otras veces necesitamos que alguien esté con nosotros.
—Me estás liando, Margot.
—Lo último que necesita Lyenna ahora es que veamos como se derrumba —sus palabras salen con tanta furia que el muchacho se queda callado—. Tiene que asimilar y aceptar las cosas. Y tiene que hacerlo sola.

Al muchacho le queda claro que como intente salir otra vez por esa puerta va a recibir algo más que una reprimenda. Muy a su pesar, sabe que tiene razón. Siempre tiene razón, joder. Siempre cree saber todo sobre Lyenna, pero luego llega Margot y le da con un canto en los dientes. Además, si ahora mismo estuviera con ella seguramente sería peor, porque consolar a alguien de una cosa así, es imposible. No, más bien es inútil. Seguramente él también querría estar solo, pero es incapaz de imaginar el dolor por el que está pasando. Todavía tiene grabada su mirada cuando regresaron con él. Lyenna había estado llorando mucho antes de que llegaran. Como si supiera que había pasado algo. Como si supiera que ya había muerto. Sus ojos estaban rojos, brillantes. Shander era incapaz de decir si estaban llenos de dolor, o precisamente por todo lo que sentía, tan solo era una mirada vacía. Cuando las lágrimas volvieron a caer por sus mejillas le dieron ganas de salir de allí corriendo con él, volver al pasado, volver al momento en el que le pudo haber detenido y hacer que se quedara con ella. Parecía tan fácil. Pero fue tan difícil decir algo, lo que fuera. Era como si el más mínimo ruido fuera a romper a la chica en mil pedazos. Las lágrimas de Lyenna no tenía fin, y aun así, parecía tan calmada. Tan en paz con él y con ella. Todo era una fachada, tan fina como una capa de escarcha. Tan fina como el hilo que impedía que Lyenna se pusiera a gritar delante de todos. Pero a la vez tan resistente, porque solo la ha visto llorar, pero no derrumbarse.

—No sé cómo puedes estar tan tranquila viendo como esta.
—¿Nunca te han dicho que las apariencias engañan?

Shander no sabe si Lyenna estaba intentando mantener las apariencias o simplemente era incapaz de asimilar todo. Y el no saberlo es lo que hace que esté tan inquieto, que tengas ganas de gritar y de llevarse a Lyenna lejos de allí, donde no haya dolor. Ni muertes. Margot le pone nervioso. Muchas veces es capaz de parecer totalmente inexpresiva. Pero ahora es cuando más necesita hacerlo, porque si ella también se derrumba, a quién va a tener Lyenna.

—Supongo que si Lyenna te viera mal también a ti sería peor para ella.
—Yo no soy el apoyo de Lyenna. Ella es mi apoyo.

El chico no dice nada, esas palabras, tan simples y sencillas, hace que la cabeza le de vueltas. No ha entendido del todo bien la explicación de Margot. ¿Ella no es el apoyo de Lyenna? Imposible, ¿entonces quién? Margot le mira sin apenas parpadear, como si le quisiera decir algo. Pero sus labios no se despegan en ningún momento. Muy dentro de Shander, él sabe la respuesta. Pero parece más bien una fantasía, un deseo demasiado imposible de hacer realidad.

—Escucha. Cuando Lyenna te necesite, lo sabrás.  

3 comentarios:

  1. Tengo el corazón en la garganta.

    SUBLIME

    ResponderEliminar
  2. Muy, Muy bueno, ha hecho que se sostengan lágrimas en mis ojos, y he luchado por retenerlas, una auténtica maravilla...

    ResponderEliminar