Las calles frías, desérticas. Los callejones cegados por la niebla y con gatos que rebuscan en los cubos mugrientos de basura y preparan sus afiladas uñas para atacar a cualquier intruso que ose molestarlos. Nadie se atreve a salir a la calle, como si la oscuridad te fuera a devorar. Así nadie escucha los gemidos cansados mezclados con el sonoro taconeo de unos zapatos que huyen por las calles. Crash, la muchacha se quita ambos zapatos, a uno de ellos se le ha roto el tacón, y lo mejor es tirarlo. El suelo está tan frío que por unos segundos nota que los pies se le podrían quedar pegados. Necesitaba parar, necesitaba coger aire. Estaba loca si lo hacía. Mira hacia atrás sin cesar, estando a punto de chocar con las farolas. A pesar de la temperatura tan baja en la calle, el sudor no deja de caer por su frente. Siente como la ropa se le pega al cuerpo, como la oprime.
- ¡Ah! – grita sin poder controlarse, cayendo
al suelo tras haberse clavado un par de cristales en el pie derecho. Sin importarle
si lleva falda o no, levanta la pierna para vigilar la herida. Cuando se saca
un cristal escucha pasos rápidos por la esquina, demasiado cerca. ¿Cómo ha
llegado tan rápido? Se levanta sin apoyar, pero cuando empieza su carrera es
inevitable, apoya solo el talón, pero ha reducido mucho su velocidad. Vigila su
espalda, sin parar. Sin quererlo sus lágrimas empiezan a caer. Clava su pie en
el suelo y apunto está de perder el equilibrio. Sus rodillas se doblan pero
consigue mantener el equilibrio. Antes de seguir corriendo vigila la calle. Hay
tanta niebla que apenas es capaz de ver la acera de enfrente. Estaba atenta,
intentaba controlar su respiración para escuchar con atención. Giros rápidos y
bruscos ante cualquier sonido.
Todavía no está a salvo, y cuando se gira
para continuar su camino, su grito retumba en los callejones y su cuerpo parece
ser arrastrado engullido por la
oscuridad. Se revuelve mientras alguien le sigue estirando del pelo. Le aprieta
el cuello pero no cesa de gritar. Suplica y llora. La arrastra hasta un
callejón. Ni ella misma puede ver que hay en ese callejón por culpa de la
niebla. Se levanta, le deja que se levante. La joven solo tiene delante una
sombre oscura, ni si quiera parece una persona, con el cuerpo como difuminado. La
chica intenta mirar lo que es la cabeza, le suplica con los ojos. La sombra
camina hacia ella, haciéndole retroceder y caer, no recordaba los cristales. –
Por favor – susurra con lágrimas secas en las mejillas. El extraño se pone de
cuclillas y le aparta pelo de la cara. Se
levanta de golpe y saca un cuchillo alargado y grueso. Apenas le da tiempo a
gritar cuando la golpea con fuerza, rajándola desde la boca hasta la oreja. Todavía
despierta, nota como el rostro se le va rasgando y la sangre le va cegando la
vista. Sus extremidades se van durmiendo. Que la mate ya, que acabe todo. Entonces
le gira el rostro. De sus ojos parecen emanar lágrimas de sangre. Sin embargo
le ve cara. Él quiere que la vea antes de morir. Y también quiere que vea como
se desabrocha el pantalón.
Dioooooos, que angustia de relato, pobre chica D:
ResponderEliminar¡Genial como siempre! :3
Aklasjdfaksdjl. ¡Joder! ¡Menudo final! Aunque me esperaba algo así con esta canción xDDD Conforme he ido avanzando leyendo ha ido siendo cada vez mejor :) Me encantan estas escenas xDD Genial, Andi :3
ResponderEliminarMe encanta corazón <3
ResponderEliminarDios, que mal trago. Y pobre chica D:
ResponderEliminarAHORA ME DARÁ MIEDO IR POR LAS CALLES OSCURAS Y SOLA T.T (?) xDD
Nah, que ha estado genial, como siempre. Me ha encaaaaantado <33
Besos gigantes, Maaaaaría :33