8.12.10

Planes aceptables.

-Habían decicido ir de acampada. Llevaba semanas, meses, preparando ese día, y nadie se lo iba a chafar, como había sucedido con otros muchos planes que habían programado.
Por fin, el autobús llegó a su destino, el último de la linea C de transportes fuera de la ciudad. Se habian quedado dormidos, pero él llevaba un tiempo despierto. Por suerte, el conductor les aviso. Entre que ella estaba dormida, apoyada en el hombro de su amigo, que cuidaba de que su cabeza no cayera, y que él estaba embelesado mirando por el cristal, si no fijó que habian parado. La despertó con tranquilidad, moviendo un poco sus hombros y tocándole la cara. A regañadientes, su amiga empezó a abrir sus ojos, de color marron muy claro, debido a que el sol los estaba atacando. En cuanto vió que habian llegado a su destino, se levantó de un salto y bajo del autobus corriendo, a coger sus mochilas. Venga, date prisa, le decía a su amigo, que bajaba con total tranquilidad las escaleras. Aún les quedaba un paseo de media hora hasta llegar al lugar donde iban a pasar el dia. No les importaba, valdría la pena. El camino fue muy divertido y entretenido, tanto, que no se dieron cuenta de que habían llegado. Bromearon, contaron chismes de otras personas, hicieron concurso de quien pisaba menos piedras, quien saltaba mas lejos hacia atrás, hacia delante. Y por fin, cuando la muchacha dio su último salto, vio ante sus ojos la casa de campo mas bonita que jamas había visto, era justo como la imaginaba, era la casa de sus sueños campestres. Aunque hacía mucho tiempo que los padres de su amigo no iban por alli, su abuelo la limpiaba y cuidaba todos los fines de semanas, este, era para ellos. La fachada del exterior era de un color blanco, casi brillante, que resaltaba con el rojo brillante del teajo, y asi éste tambien resaltaba bastante. Habia perdido un poco de brillo, pero no importaba. Unas grandes enredaderas cubrían abolutamente toda la casa por fuera, todas las paredes, todos los rincones y tuberias. Llegaban hasta el tejado. Era plena primavera, y estaban llenas de unas flores rosaceas que hacian de la casa un lugar aun mas bonito. Parecian las venas de la casa, y el tejado rojo, el cerebro. Jajajaja, era dievrtido pensar eso. Pero venga, muévete, le decia su amigo, que había seguido andando mientras que ella la contemplaba, parada en medio del camino arenoso, con miles de hierbajos y plantas a los lados. Como si hubiera despertado de un trance, salio corriendo hacia su compañero, que estaba llegando al puente que pasaba el rio. !Un puente!, cada vez ese lugar le era mas perfecto. Era un pequeño puente, de piedra, así, curvado, como en las peliculas con casas de campo, y donde todo el mundo es feliz y la familia se reune por verano para disfrutar todos juntos, dejando a un lado el trabajo y poder descansar de una vez. El terreno estaba rodeado por paredes de piedras, mas o menos de la altura de ellos, y que parecían llevar años de pie, y sin embargo, eran pequeñas contrucciones pero muy resistentes, como cualquier acueducto hecho por romanos. Traspasaron la puerta de hierro negra, que chirriaba cada vez que se abrí o cerraba.
Maldita sea, era todo tan perfecto y bonito, que parecia ser otro sueño de los suyos, y que en cualquier momento se despertaria por culpa de su despertador, para ir a clase. Pero no, todo era real.
Se instalaron en la cocina, dejaron sus mochilas, tomaron la camara de ella y salieron al gran jardin para pasar alli el resto del día, haciendo todo y nada. Almorzaron sus sandwiches e hicieron algunas fotos bastantes bonitas, en otras simplemente estaban ellos haciendo el tonto, como de costumbre. Las fotos que mas le gustaban a él era cuando la pillaba desprevenida, sin hacer tonterias. Su preferida, la hizo cuando habian terminado sus almuerzos. Ella se había levantado a oler unas flores que tenia un seto enfrente de ellos. Eran azules, su color preferido. Ese jardin parecia el de Alicia, habia plantas y flores de todos los colores, tipos y olores. ¿Puedo coger alguna?, pregunto la muchacha, estando de cucliyas y con los brazos cruzados, enfrente de las flores. Deseaba que la respuesta fuera si, y así fue. Primero le tomó una foto mientras cogía las flores, en la que salia con una gran sonrisa, mostrando sus dientes. En la segunda, estaba levantada, con los ojos cerrados y oliendo la flor. No sabia cual elegir. Sabía que a ella no le gustaban demasiado las fotos, asi que apago la camara lo mas rápido posible y la dejo donde estaba. Montaron sus tiendas de campaña en el jardin, como habian decidido. Aunque todavia fuera primavera, el tiempo en aquel pueblo era perfecto para dormir al aire libre, sin preocuparse del frio.
Cuando el reloj dio las seis en punto, el muchacho le propuso de ir a dar una vuelta por un riachuelo que había cerca, en el que siempre habia algunas mariposas revoloteando por alli y el rio lleno de peces pequeñajos.
No habian tardado mas de quince minutos. Se acercaron al rio, se quitaron sus zapatos y metienron los pies. Todavia estaba fría, pero daba gusto sentir el agua natural, que bajaba de las montañas nevadas en el inverno. Corría una leve brisa, que hacia el tiempo mucho mas apetecible. Mientras que él estaba sentado, con sus manos apoyadas en la hierba fresa, ella había decidido tumbarse y cerrar los ojos, para poder sentir mejor la brisa del aire y el frescor del agua. Uno de sus brazos estaba colocado encima de su pecho, mientras que el otro estaba exntendido en la hierba y juqueteaba con ella, enredandose en sus dedos, haciendo como si fueran dos piernas que salían a correr desnudas.Ójala todo fuera tan sencillo como estar aqui sentados, dijo el muchacho, rompiendo el silencio de hacia un par de minutos. La muchacha, casi dormida, solo dijo Ójala. Dirigió la mirada hacia su amiga, que tenía los ojos cerrados y una pequeña sonrisa en sus labios finos. Por un momento, habia olvidado lo guapa que le parecia Nicole, pero otra vez estaba en su cabeza. Era una muchacha de 17 años, un año menor que el. Era rubia, de ojos marrones y con unas largas pestañas. Su pelo le llegaba un poco mas abajo de los hombros y le encantaba verlo moverse  con el aire. Era como en esas peliculas donde la actriz se encuentra en una colina y el viento agita su pelo haciendo pequeñas y grandes ondas en él. Y en esas péliculas, siempre aparece el actor, que la abraza por detras, y poco despues se forma una silueta negra en la que ambos se besan.
Cedric apartó sus ojos y los volvio a colocar en el agua. Él jamás seria ese actor. Aveces aceptaba estar enamorado de ella, otras veces solo se decia una y otra vez No la quiero, como la voy a querer. Pero es que era una chica tan especial, que no salia de su cabeza un momento. Era amable, simpática, lista, trabajadora, y muy graciosa, se lo pasaba genial con ella. Cuando la conoció era muy tímida, pero en menos de una semana, parecian ser amigos de toda la vida, y gracias a ella, habia hecho todavia mas amigos. Él llevaba en el instituto dos años, y en segundo de bachiller, ella habia llegado nueva. Un dia coincidieron en la biblioteca y desde entonces, no se separaron.
Bueno, será mejor que nos vayamos, ¿no?. La miró a la cara y asintió. Se secaron los pies con las toallas que habia aconsejado llevar Cedric y fueron hacia la casa.
Cenaron en silencio, con el sonido de los grillos y el brillo de la luna. Antes de irse a dormir a sus tiendas respectivas, estuvieron como media hora mirando las estrellas. Nicole y sus caprichos raros. No le importó, le gustaba como le transmitia tranquilidad, al mirarla y verla sonriente. Se cansó de mirar las estrellas, ahora la miraba a ella. Cuando se dio cuenta, lo miro y le pregunto ¿qué pasa?. No sabia que conestar, asi que, solo movió sus hombros como diciendo no se. La muchacha estuvo unos segundos que no sabia hacia donde mirar, y cuando sus ojos chocaron con los de él, azules oscuros y grandes, sintió como a su corazón le pasaba algo raro. Noto calor en sus mejillas, se había ruborizado. Cedric no parecio darse cuenta, asi que se levantó con energía y exclamo Bueno, creo que sera mejor que nos acostemos ya. Entró en su tienda y cerro la cremayera.Cedric se llevo las manos a la cara, parecía desesperado. Estuvo unos segundos sentado en la hierba, y cuando reloj dio la una, se metio en su tienda. Parecia que ninguno de los dos era capaz de decir lo que sentia o de aceptar lo que sentía. Durante unas horas, ninguno de los dos pegó ojo, y como solía pasar cuando se daban esas situaciones ebarazosas, al dia siguiente nada habria sucedido.
Como de costumbre, el último pensamiento de ambos antes de cerrar sus ojos por fin.

3 comentarios:

  1. :D ÑA!!! MUCHAS GRACIAS CHICA QUE ME DEJA EN SUSPENSE XD

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  2. *-* PRECIOSO! Deberías de habérmelo enseñado antes ;) jaja Creo que quedaría estupendo para un recuerdo de Sam. Y Cedric... ASDFASDFASDFASDF Con eso te lo digo todo ^^
    Besos con trocitos de sueños cumplidos.

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